sábado, 1 de marzo de 2014

SOFONÍAS. LA OBRA.



El libro de Sofonías se puede leer como composición unitaria, semejante a las escatologías proféticas, o bien como ejemplo de ellas. 

Se celebra un juicio solemne, definitivo respecto a una etapa, al que sigue la gran restauración que implanta el reino del Señor. 

El juicio se celebra en un día establecido y en un espacio de dimensiones cósmicas: termina el tiempo de la paciencia y el perdón, hay que rendir cuentas finales, el Señor pronuncia sentencia. Por eso es un día de ira, introducido por una teofanía sobrecogedora. 

Tendrán que rendir cuentas primero cinco naciones: Filistea, Moab y Amón, Nubia y Asiria; después será la vez de Jerusalén (siguiendo el esquema de Am 1-2). 

El profeta, al anunciar la proximidad del día, se encuentra aún en tiempo de misericordia e invita a la conversión. Porque de Israel se salvará un resto, no constituido por la simple circuncisión física, sino por la conversión y la humilde fidelidad. Por eso también entre los paganos habrá quien se salve y se incorpore al servicio del Señor. 

La restauración es tiempo de gozo mutuo, del Señor y de su pueblo; tiempo de cambio interno y definitivo; se acaba el temor y la opresión y retornan los dispersos.

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